El modelo tradicional masculino, en el mundo empresarial , está cambiando. Era un modelo basado en una estructura rígida y piramidal, y comienza a ser desplazado por un modelo más flexible y horizontal.
Podríamos decir, por un modelo más femenino, donde la comunicación y la intuición (virtudes típicamente femeninas) cobran fuerza.
Hoy día, se considera que la forma de liderar de las mujeres tiene enorme ventaja para las empresas.
En muchos casos, las mujeres trasladan al ámbito laboral su propia manera de funcionar y de llevar adelante un hogar.
Durante mucho tiempo,estas características femeninas fueron consideradas desvalores en el ámbito laboral.
Características tales como promover el crecimiento, nutrir, contactarse con el otro y con la naturaleza, valorizar el poder de la intuición, dejarse guiar por las emociones, eran vistas como inconvenientes por las empresas.
Esto está cambiando desde hace algún tiempo. El modelo empresarial que se está gestando, cotiza cada día más las características y valores femeninos.
Siguiendo el modelo japonés de calidad total, en donde se cuida todo el proceso de producción y no sólo los resultados, las empresas están armando estructuras más horizontales, donde la información fluye en todas direcciones.
Se observó que las mujeres lideran armando organizaciones planas y circulares, en lugar de las viejas pirámides.
Se ven a sí mismas como el núcleo y no como la cabeza de la estructura , ya que se instalan en el centro del círculo. Este organigrama circular permite conciliar los valores humanos con la eficiencia. Además, estimula factores decisivos para el desarrollo de toda empresa, como el entusiasmo, la inteligencia y el compromiso.
Algunos de los valores que poseen las mujeres, y que son tenidos en cuenta por las organizaciones empresariales, a la hora de contratarlas son:
- Conducen con un estilo paciente, maternal y docente.
- Buscan el consenso.
- Se preocupan por el aspecto humano, enfatizando el contacto personal.
- Integran lo público y lo privado.
- Son flexibles, adaptándose con facilidad a los imprevistos.
- Prestan la misma atención al proceso como a los resultados finales.
- Se valen de la experiencia personal para negociar.
- Son buenas interlocutoras.
Además de todo esto, el valor femenino por excelencia se encuentra quizás, en un sexto sentido llamado INTUICION.
La mujer es naturalmente intuitiva y creativa, y tiene la capacidad de llevar sus intuiciones y sus ideas creativas a la práctica, es decir, plasmarlas en la realidad.